La decisión sobre cómo construir una vivienda no es menor. En un país donde la economía cambia mes a mes, los materiales aumentan y el acceso al crédito es limitado, elegir el sistema constructivo adecuado puede marcar la diferencia entre cumplir el sueño de la casa propia o quedarse a mitad de camino.
Entre las opciones más utilizadas aparecen los paneles SIP, un sistema industrializado que gana terreno, y la mampostería tradicional, que sigue siendo la más elegida por costumbre y confianza. Pero, ¿qué conviene hoy?
1. Costos de construcción
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Mampostería: Requiere mano de obra intensiva, mayor cantidad de materiales (ladrillos, mezcla, revoques) y más tiempo en obra. En un contexto inflacionario, la duración del proyecto suele disparar el presupuesto final.
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Paneles SIP: Aunque la inversión inicial puede parecer similar o un poco más alta, la obra se ejecuta en la mitad del tiempo, reduciendo costos indirectos (alquileres, gastos de obra, honorarios extendidos).
👉 En números: construir con mampostería puede llevar entre 8 y 12 meses; con SIP, entre 4 y 6 meses.
2. Eficiencia energética
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Mampostería: Aísla dependiendo del espesor y del tipo de ladrillo, pero en muchos casos requiere aislantes adicionales.
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Paneles SIP: Ya incluyen un núcleo de poliestireno expandido de alta densidad, lo que garantiza un nivel de aislación superior. Esto impacta directamente en el ahorro de gas y electricidad.
👉 En un país donde las tarifas energéticas aumentan año tras año, esta diferencia se siente en el bolsillo.
3. Flexibilidad y diseño
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Mampostería: Ofrece la sensación de solidez “de siempre” y es muy adaptable a cualquier tipo de diseño.
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Paneles SIP: Son altamente versátiles y se integran a proyectos modernos, ampliaciones o módulos habitacionales. La principal diferencia es la precisión de un sistema industrializado frente al trabajo artesanal.
4. Durabilidad y mantenimiento
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Mampostería: Bien ejecutada, puede durar décadas sin mayores problemas.
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Paneles SIP: Aunque es un sistema más nuevo en Argentina, en países como EE.UU. o Canadá llevan más de 40 años en uso, con un excelente desempeño.
Conclusión
La mampostería sigue siendo la opción más popular por tradición y confianza. Sin embargo, los paneles SIP aparecen como una solución inteligente frente al contexto económico argentino: menos tiempo de obra, previsibilidad en costos y un ahorro energético que se traduce en una inversión a futuro.
En definitiva, la decisión dependerá de cada familia o proyecto, pero lo cierto es que los SIP ya dejaron de ser una curiosidad y empiezan a ser una alternativa real y competitiva.


