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La casa de los Fernández, en La Plata

Construida en ladrillo visto hace más de 40 años, hoy sigue siendo el punto de reunión familiar. “Nunca tuvimos problemas graves, es una casa sólida que nos acompañó toda la vida”, cuentan orgullosos.

Un matrimonio joven en Córdoba

Decidieron optar por mampostería para su primera vivienda. “Queríamos algo que sintiéramos firme, que transmitiera seguridad. Nos llevó casi un año terminarla, pero la tranquilidad de ver paredes de ladrillo nos valió la pena”, dicen.

Desarrolladores que aún eligen lo tradicional

Algunos inversores siguen construyendo edificios en mampostería por el valor cultural y el peso que tiene en el mercado inmobiliario: “Muchos compradores todavía buscan la garantía de que es de ladrillo”, aseguran.


Conclusión

La mampostería no desaparece frente a los sistemas industrializados. Por el contrario, convive como un símbolo de solidez y tradición.
Aunque construir con ladrillo implica más tiempo y mayores costos, para muchos argentinos sigue siendo la opción que da tranquilidad y refuerza la idea de “casa para toda la vida”.