El caso de los Verón, en Rosario
“Durante la pandemia nos dimos cuenta de cuánto necesitábamos un espacio de disfrute en casa. Construimos una piscina premoldeada en 15 días y fue lo mejor que hicimos. Hoy nuestros hijos pasan todo el verano en casa, seguros y felices”, cuentan.
Un emprendedor en Córdoba
Martín decidió construir una piscina de hormigón en su casa de campo para alquiler temporario. “La demanda se disparó. Los turistas siempre buscan propiedades con pileta. Recuperé la inversión en dos temporadas”, asegura.
Una familia en Buenos Aires
Claudia y Andrés construyeron su pileta con financiación en cuotas. “Pensamos que era imposible, pero nos ofrecieron un plan por avance de obra y lo logramos. Hoy disfrutamos más de nuestro hogar sin depender de clubes ni viajes costosos”, explican.
La conclusión
Las experiencias muestran que una piscina no es solo un espacio de recreación, sino también una inversión que mejora la calidad de vida y aumenta el valor de la propiedad.
En tiempos de incertidumbre, pocas decisiones generan tanta satisfacción familiar como tener la propia pileta en casa.


